jueves, 30 de mayo de 2013

Por fin Posada

Por: Jesús Correa S.


“T
 al vez,  habrá muchísimos que duden del más razonable fin del mundo que será el lunes 13 de noviembre de 1899… Este cataclismo terrible será el choque del Mundo con un cometa…”
Este texto anónimo podía leerse, por aquella misma fecha, en una hoja volante acompañada de la siguiente imagen hecha por el grabador José Guadalupe Posada (1852-1913).

Más de un siglo ha pasado de aquella publicación y quién diría que, después de tanto tiempo, ciertas cuestiones poco cambiarían: el año pasado se pronosticaba, “con sustento” de los mayas, nuestro propio fin del mundo. Somos hijos de la desmemoria.
Por fortuna hay objetos o personajes que se niegan al olvido. Tal es el caso de las imágenes de Posada: cada 2 de noviembre (“Día de Muertos” en México),  retornan las calaveras por él hechas para adornar con papel china las ofrendas, acompañar las “Calaveras Literarias” o en los carteles de ciertos eventos.
Y no se diga de la Calavera Garbancera que desde hace muchos años forma parte de la iconografía mexicana. Sin embargo, ni esta imagen –mejor conocida como “La Catrina” gracias a Diego Rivera y su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central- ha ayudado a que el nombre de su creador sea reconocido entre los mismos mexicanos.
José Guadalupe Posada: Transmisor  (hasta el 16 de junio de 2013 en el Munal) es una de las exposiciones en la Ciudad de México dedicada a difundir la  importancia de este artista; ahí podemos encontrar, aparte de su grabados, una recopilación de piezas de otros creadores que fueron influenciados por las ilustraciones de Posada, entre ellos  David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. Además de un video, El fusilado de hoy 2013 de Saner, que vale la pena presenciar por la singularidad del proyecto, el que no tiene nada que ver con lo que se está acostumbrado a encontrar en los museos (está realizado con acrílico,  aerosol y video mapping – es decir, la proyección de imágenes en superficies inanimadas para dar la ilusión de movimiento).

Lamento que tengamos que esperar los festejos de los aniversarios en números cerrados para “valorar” a los artistas… Y escribo valorar entre comillas porque casi nunca es un valor real: el encanto sólo dura un par de meses después de la exposición. Ya  verán que por estas fechas del siguiente año serán pocos los que recuerden el nombre de Posada.  A cambio, brotarán, hasta por debajo de las piedras,  “conocedores” de la obra de Octavio Paz (se festejarán 100 años de su natalicio)… Aunque tenga un gran respeto por el premio Nobel y a veces me agraden las actividades que se realizan para las conmemoraciones… “!Dios nos libre de esnobismos!”… Ahora que si esto va a hacer que alguien se introduzca en su pensamiento,  ¡bienvenido sea!

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