Por: Jesús Correa S.
al
vez, habrá muchísimos que duden del más
razonable fin del mundo que será el lunes 13 de noviembre de 1899… Este
cataclismo terrible será el choque del Mundo con un cometa…”
Este texto anónimo podía leerse, por aquella
misma fecha, en una hoja volante acompañada de la siguiente imagen hecha por el
grabador José Guadalupe Posada (1852-1913).
Más de un siglo ha pasado de aquella publicación
y quién diría que, después de tanto tiempo, ciertas cuestiones poco cambiarían:
el año pasado se pronosticaba, “con sustento” de los mayas, nuestro propio fin
del mundo. Somos hijos de la desmemoria.
Por fortuna hay objetos o personajes que se
niegan al olvido. Tal es el caso de las imágenes de Posada: cada 2 de noviembre
(“Día de Muertos” en México), retornan
las calaveras por él hechas para adornar con papel china las ofrendas,
acompañar las “Calaveras Literarias” o en los carteles de ciertos eventos.
Y no se diga de la Calavera Garbancera que desde
hace muchos años forma parte de la iconografía mexicana. Sin embargo, ni esta
imagen –mejor conocida como “La Catrina” gracias a Diego Rivera y su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda
Central- ha ayudado a que el nombre de su creador sea reconocido entre los
mismos mexicanos.
José
Guadalupe Posada: Transmisor
(hasta el 16 de junio de 2013 en el
Munal) es una de las exposiciones en la Ciudad de México dedicada a difundir
la importancia de este artista; ahí
podemos encontrar, aparte de su grabados, una recopilación de piezas de otros
creadores que fueron influenciados por las ilustraciones de Posada, entre ellos
David Alfaro Siqueiros y José Clemente
Orozco. Además de un video, El fusilado
de hoy 2013 de Saner, que vale la pena presenciar por la singularidad del proyecto,
el que no tiene nada que ver con lo que se está acostumbrado a encontrar en los
museos (está realizado con acrílico, aerosol y video
mapping – es decir, la proyección de imágenes en superficies inanimadas
para dar la ilusión de movimiento).
Lamento que tengamos que esperar los festejos de
los aniversarios en números cerrados para “valorar” a los artistas… Y escribo valorar
entre comillas porque casi nunca es un valor real: el encanto sólo dura un par
de meses después de la exposición. Ya verán que por estas fechas del siguiente año
serán pocos los que recuerden el nombre de Posada. A cambio, brotarán, hasta por debajo de las
piedras, “conocedores” de la obra de
Octavio Paz (se festejarán 100 años de su natalicio)… Aunque tenga un gran
respeto por el premio Nobel y a veces me agraden las actividades que se
realizan para las conmemoraciones… “!Dios nos libre de esnobismos!”… Ahora que
si esto va a hacer que alguien se introduzca en su pensamiento, ¡bienvenido sea!
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