Por:
Jesús Correa S.
N
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o es necesario dar una opinión sobre
todo. Pienso que así como hay defensores a ultranza de la «libertad de
expresión», debiera haber defensores a no comentar, en ciertos momentos, por
decisión propia, nada cuando ya no es necesario: mejor quedarse callado que caer
en redundancias.
En especial todos
aquellos que se dedican a escribir, pues su trabajo son las ideas plasmadas en
palabras. ¿Y si las ideas no son propias, dónde estaría el esfuerzo? ¿Podría
considerarse escritores a aquellos que se dedican a repetir los pensamientos
que otros ya dieron a conocer? ¿Eso no se llamaría plagio?
Hay quien prefiera
no decir nada cuando algo ya se
dijo por alguien más y de mejor manera. Sabiduría
de primera clase. Pero no por eso, por permanecer sin decir una sola palabra,
significa que estemos de acuerdo o en desacuerdo; o que no pensemos algo al
respecto sobre el asunto del que se trata. Simplemente, puede ser que no haya
nada más que agregar.
En ocasiones, los
medios de comunicación nos hacen hablar hasta el cansancio de temas que no tienen importancia (¿cuáles? Eso
se los dejo a su criterio). Temas que mañana no recordaremos porque nunca tuvieron relevancia.
(Quiero cerciorarme que no me equivoco) Abro
el periódico: Continua la crisis
económica de... La rectoría de la UNAM ya fue liberada…Barack Obama se reunirá
con estudiantes durante su visita a México… No hay nada que yo
pueda hacer entorno a tales noticias de las que ya se emitieron juicios de todo
tipo; mejor cito al autor que emitió el más acertado y no pierdo tiempo en modificar
las palabras para que suenen propias, se hace falta tener desvergüenza para atribuírselas.
Mientras tanto, la tinta estará lista para derrochar
derrotismo cuando todavía es fecundo.
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