por María del Carmen
La exposición de cierto tema en la escuela es un momento por
el cual todos pasamos. Desde el primer día, los profesores dan a conocer los
puntos a evaluar y no faltarán las exposiciones en equipo o individual. Ese
mismo día por lo regular se crean los equipos y la división de temas, pero el terror
no está ahí, sino ser el primero en el sorteo.
Por lo general el primer equipo es la carne de cañón. Todos
saben que surgirán problemas y errores que con el paso del tiempo deberían ir
mejorando cada exposición. Algunas veces se logra, otras nomás no.
Recurro a este espacio común para resaltar lo que pasó el
día de ayer en nuestro país. Los #YoSoy132 organizaron un debate sin precedentes
en la historia política mexicana. Los jóvenes convocaron a los candidatos a la
presidencia y tres de los cuatro asistieron (qué pena que el abanderado
priístas haya rehusado la invitación por motivos endebles para esta autora)
para responder dudas ciudadanas, es decir, preguntas sobre los proyectos por parte de los usuarios de Internet.
Dentro de la organización del debate hubo puntos buenos y
malos, y cada quien según su criterio los podrá enlistar, pero este texto viene
a recordar lo que el debate realmente significa para la nación mexicana.
Como la primera exposición en la escuela, el Debate132 sirve
para ver los puntos a mejorar. Se trata de la primera prueba para alcanzar un
fin aún lejano. En este caso no es una calificación aprobatoria, más bien un
rumbo diferente para la política del país. Un rumbo donde la ciudadanía y no
sólo los jóvenes tomen las riendas de las elecciones presidenciales, donde sea
la sociedad la que marque la agenda de los candidatos y no al revés.
Vemos y oímos comentar sobre el papel activo que deben tener
los ciudadanos. El típico “México cambiará cuando los mexicanos cambien” y el
debate de ayer fue muestra de eso mismo. Los mexicanos, si no todos, están despertando poco a poco. No se espera un
cambio inmediato porque eso no existe, es mejor ir apoyando, ir despertando a los
de a lado para que se unan a la transformación del país y sobre todo ir descartando
las opiniones apáticas y pseudointelectuales donde nada, absolutamente nada nos
convence.
Estoy de acuerdo en que como ciudadanos responsables debemos
pedir siempre más, es nuestro deber no como mexicanos, sino como humanos.
Debemos superarnos en el día a día, buscar el progreso de todo lo que nos
atañe, pero también es deber el mostrar nuestro apoyo para la conformación de
ese futuro ahora tan utópico. No se vale desacreditar, ni criticar sin
fundamento. Se necesita de la crítica constructiva y propositiva.
Muchos no podrán estar de acuerdo con los #YoSoy132, más aun
después de ver lo que se ha publicado recientemente. Unos desmienten y se
deslindan, otros aseguran y relacionan. Al final, si todo eso es cierto no
importa tanto, ya que muchos jóvenes 132 están ahí por convicción propia, no
por tortas, ni por bicicletas, ni porque algún mesías político lo diga. Los 132
tienen una mentalidad propia y crítica, buscan hacerse participes de la vida
política de su país y de paso contagiar a los otros.
El debate de ayer fue el primer paso de todo un proyecto que
nos conviene emprender como ciudadanos mexicanos, independientemente de quién
gane el próximo 1° de julio. Es decir, el YoSoy132 fue el primer grupo en
exponer una idea tal y de la cual debemos aprender para mejorar, para corregir
el rumbo del país y de la sociedad en general, para que en un futuro logremos
acreditar el curso por el bien de nuestra nación y sobre todo de las
generaciones futuras.
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