lunes, 6 de enero de 2014

Fumigadores

Abro el periódico y veo que en la sección de oportunos hay quienes ofrecen sus servicios para fumigar y acabar con toda clase de plagas como cucarachas, arañas, chinches, ratas o serpientes (¿quién coño tiene una plaga de serpientes en casa?).

Me llama la atención que nadie ofrezca sus servicios para exterminar seres humanos. Y si alguien lo ha hecho seguro, o lo tildaron de un asqueroso desequilibrado que pagó un espacio en la prensa sólo para demostrarle al mundo el repudio que le tiene a la raza humana, o la policía dio con él y tuvo que tragarse sus argumentos afirmando que se trataba de una simple broma universitaria.

Se ofrecen servicios de fumigación de seres humanos. Precios accesibles. Viajamos al interior de la república. Resultados garantizados. Si no se convence le regresamos su dinero, pero se queda con los cuerpos.

Señor, requiero sus servicios en la calle tal, número tal, sí, puerta color tal; es cosa seria. Tengo cuatro hijos malagradecidos, un esposo ebrio, una suegra nefasta y un cuñado indecente. ¿Cuánto? La última vez no cobraban tanto, maldita crisis. Claro, ¿a qué hora puede venir? No, está bien si se lleva los cuerpos, me daría asco tener que tirarlos yo misma a la basura. ¿Paquete? No, sólo los quiero muertos, eso es todo. Sí, lo había hecho antes; es la cuarta ocasión que pido sus servicios, por algo le estoy hablando a usted, maldita sea. Claro, tengo mis facturas. ¿Precio especial por Navidad y cliente frecuente? Gracias, no esperaba menos. Ok, ok, ok. Gracias, acá lo espero.

El anuncio destacaría de entre los demás, el salario de quien realizara la labor sería de los más competitivos en el mercado. Crearíamos universidades para que los futuros fumigadores de humanos tuvieran una especialidad y no fueran simples asesinos sin certificados ni estudios.

Claro, seríamos los primeros en el mundo en impulsar una forma de ganarse la vida quitándosela a los demás, pero todo bajo la premisa de la legalidad. Crearíamos juzgados en los que discutiríamos el derecho que todos tendríamos para mandar a fumigar a quienes nos rodean.

Porque seguramente a cualquier hijo de puta se le ocurriría jodernos la existencia y mandarnos a matar con el señor fumigador, y nosotros, en nuestra defensa lo mandaríamos a matar con nuestro fumigador de confianza. ¿A quién se le daría el beneficio inicial?

Habría infomerciales en la TV anunciando productos infalibles para convertirse en un fumigador. No pague esos costosos servicios de fumigación que impactan en su bolsillo, pero no acaban con el problema. Porque usted lo pidió, como lo vio en Auschwitz, marca Muéranse Todos pone al alcance de su mano el poderoso Zyklon-B, capaz de matar al ser humano más aguerrido. Si llama en los próximos minutos, se llevará “completamente gratis” el manual de cómo armar una cámara de gas desde la comodidad se su hogar. Será la sensación del barrio.

Se reducirían los índices de criminalidad, pues al ladrón se lo llevaría la chingada tan pronto cometiera el crimen. Nuestra seguridad no dependería tanto de los policías y el ejército, como de los fumigadores. Se encargarían de exterminar las plagas de nuestra sociedad.

Oh, sería un lindo país y todo sería tan asquerosamente lindo que nos uniríamos en contra de los fumigadores como las ratas se unen para chingar la estabilidad de un hogar.

Nos convertiríamos en los perseguidos y tendríamos como enemigo a los fumigado-perseguidores. En pocas palabras, todo valdría madre y seguiría igual que antes.


Cierro el periódico y volteo a ver a todos esperando que nadie haya escuchado mis pensamientos. Este mundo miserable está lleno de locos que podrían robarme mis ideas y hacerlas realidad.

3 comentarios:

Son las vergas ustedes y como admiro como escriben!!!!

Gracias por seguir el blog. Estamos en contacto. Un saludo.

"Ganarse la vida quitándosela a los demás" ;)