por El Doctor Pluma
¿Dónde están escondidos los secretos de
la vida, dónde buscas las respuestas que insistentemente mantienes apartadas en
el vacío…?
Las lágrimas al caer se transforman en
mil cristales que destilan sufrimiento y dolor, que rompen con la estabilidad
de tu corazón que se niega a fallecer…
El camino es otro, muy diferente,
difícil de transitar, y no obstante es la única alternativa que te queda; ya no hay más…
¿Quién escuchó las palabras que jamás
mencionaste?, ¿quién se dio cuenta de tu dolor antes del parto, antes de perder
todo por nada…?
Aquello que ves son los mundos que
jamás conocerás, los rostros que no mirarás y las mieles de una vida feliz de la
que has sido privada por capricho divino…
Ahí están, postrados frente a ti, los
muros que no te atreverás a saltar, por desidia o por miedo, o simplemente por
lo senil de tu rostro…
¿A dónde se dirigen las aves que sigues
tristemente con tu mirada y que, al parpadear, se pierden en el infinito…?
Las estrellas brillan equivocadamente
en tu cielo, otras ni siquiera se dignan a brillar; ya es muy tarde y no vale
la pena hacerlo, menos por ti…
El pasado de Cristo nadie lo olvida, el tuyo lo olvidaron hace tiempo, tal vez antes de que nacieras; tú misma no lo recuerdas, no te importa…
Ni esa cruz, ni esa hoz, ni esa
morbosa forma de mirar la sangre pueden hacerte cambiar y dejar de ser nada
frente a los demás…
No muestres tus senos desnudos, el
mundo está cansado del mismo espectáculo, ha visto todo cuanto existe, aunque
no ha visto más allá…
Camina a través de los océanos,
rebosando infidelidad, decadencia y algo de aquella belleza que antes se
impregnaba en tu piel fehacientemente…
Permítele a las agujas penetrar los
claveles, a los clavos atravesar la carne sin dolor, a los niños llorar en los
vientres antes de perecer…
Cierra las alas y deja de volar,
cierra los ojos y no veas más, pues es mejor así, antes de que te des cuenta de
lo que ha ocurrido…
Haz un último esfuerzo por dar vida,
tensa tus músculos y respira tan sólo una vez, sólo una vez en tu vida hazlo
sin sufrir…
No, no lo hagas, prefiero descansar y
no vivir. Sólo deja de hacerlo antes de que el llanto se asome y termine por
corromper mi alma, antes de que niegue que no se trata de un sueño, antes de
que deseche lo que has hecho y me olvide de ti… antes de que mire tu rostro por
primera y por última vez.
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Extraído de "El Diario de un Cerdo"
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