sábado, 16 de noviembre de 2013

Tu nombre

Por: Edgar Batrust.

Y te llamaba de muchas maneras, secretamente, con recelo y sin tapujos.

A veces por la madrugada eras un sueño y para cuando trataba de volver a dormir eras ella, cuando estaba a punto de verte y mis pasos se hacían más y más grandes eras Clementina, cuando trataba de pintar tus ojos entre mis hojas blancas siempre fuiste Frida.

A veces entre café y cigarrillos eras Julieta o La Luna, no importaba, cuando iba camino a casa eras Mary o cuando te besaba, secretamente pensaba: mí Gertrude ¿qué haré cuando me falten tus labios?.

A veces, cuando ensayaba las palabras que desearía decirte eras Eva aquella que se interponía entre mis ideas, que me estremecía con los besos en el cuello, ya que eres, todo aquello se quiere a los veinte años, se descubre a los treinta y se ama para siempre .

A veces cuando despertaba volvía a cambiarte de nombre, eras Adele, te metías en mis sueños con vestido blanco y esas florecillas flotantes en aquel fondo sin color, empapada con ese perfume tuyo, el de tus cabellos.

Nunca fuiste una sola, nunca fuiste tan simple como la gente pensaría, al menos para mí fuiste lo más bello de las cuatro estaciones.

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