Por: B. Varglez.
Uno siempre ve de
fuera los hechos que pasan, no los siente suyos, ni los cree posibles en el
entorno, hasta que nos estrellamos con un cristal que nos deja ver que lo que
observamos en el exterior puede pasarle a alguien cercano y que es de nuestra
estima.
Estoy a favor de
las marchas y la libre manifestación, todos tenemos el derecho a expresar lo
que nos inconforma, además las vemos a diario; es más, ya hasta estamos
acostumbrándonos, aunque debo reconocer que a veces sí me dan ganas de
mentárselas a últimas fechas a los manifestantes, sobre todo cuando el Metro
sufre retrasos porque se bloqueó alguna estación. Pero en fin, esto no es lo
que hoy me atañe, y lo sé, debo tener tolerancia.
Cuando les decía
que la realidad se nos estrella en la cara y nos hace ver que las desgracias no
sólo le pasan a los demás, a aquéllos que andan de revoltosos, de grilleros, de
“violentos” -como muchos los catalogan-, es porque puede ser que le ocurra a un
amigo cercano, como le ocurrió el pasado domingo a mi amigo Alejandro Amado
Frausto, un joven que fue detenido arbitrariamente. ¿Su pecado? Traer consigo
una cámara, un elemento peligroso si lo vemos desde varias aristas.
Peligroso para
aquellos que no quieren que se retrate la realidad de los actos abusivos que
cometen nuestras autoridades en muchos de los casos hacia personas que sólo van
a expresarse pacíficamente a las marchas y manifestaciones, porque los
verdaderos “anarquistas”, por llamarlos de algún modo, (etiquetas sólo para la
ropa), infiltrados, diría yo, para armar los grupos de choque, esos, esos andan
libremente por las calles; los encapuchados, los que sí van a hacer desmadres,
simplemente se quitan la capucha y caminan sin ningún pesar.
Pero los que dan la
cara, los que están haciendo una labor al documentar con imágenes lo que pasa,
esos son perseguidos hasta las instalaciones del Metro por los granaderos, como
le ocurrió a mi estimado amigo Alejandro, quien fue sacado con violencia de
este transporte, subido a una de las famosas "perreras” y llevado al
Ministerio Público de Magdalena Contreras, cuando fue Portales la zona de su
detención; otros fueron llevados incluso a Tláhuac.
¿La razón? Tal vez
para que al momento de buscarlos fuera más difícil dar con ellos,
contraponerlos en las declaraciones, que sé yo. Así actúa la autoridad en
nuestro país.
De Alejandro Amado
Frausto sólo puedo decir que tengo casi dos años de conocerlo, es un joven
estudiante de Ciencias de la
Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM , un muchacho trabajador,
originario de Michoacán, de 27 años de edad; fotógrafo independiente,
tallerista infantil y que trabajó recientemente en monitoreo de medios, además
de amigo de chelas, porque, claro, el estudio y el trabajo no están peleados
con la distracción esporádica.
Pero por ello, así
como nos hemos acompañado en los momentos de echar la chorcha, pues también en
los momentos en que nos necesitaba, si no se podía hacer nada inmediato, por lo
menos que su historia se conociera, defender ese Alejandro que conocemos,
"que sabemos que no es un delincuente, que es un fotógrafo
independiente", frases que terminan igual pero que no significan lo mismo.
Hoy este amigo ya
está en libertad, pero esto aún no termina, su proceso sigue. No queda más que
seguir documentando que su detención fue un fantasma para que los polis
tuvieran pretexto de llevar a alguien detenido y echarle un sinnúmero de
delitos, además de quererles "sembrar" para justificar de nueva
cuenta la detención.
Su familia pagó la
fianza impuesta, nueve mil pesos. Es de risa loca tener que pagar una lana para
poder obtener tu libertad aunque no hayas hecho nada, tener que verse
presionado a sacar el dinero de donde fuera. Pero a la vez es un orgullo saber
que Alejandro no está solo y que se le quiere y defiende, que se le apoya.
Es muy emotivo ver
cómo en Morelia y aquí en el DF sus amigos y familiares buscan seguir dándole
el apoyo no sólo porque sí, sino porque toda la gente que lo conocemos sabemos
quién es y eso cuenta más que mil declaraciones y opiniones de los que no
tienen idea de su vida.
Sólo resta decir
que pues estamos viviendo el regreso del PRI, la pasividad de Miguel Ángel
Mancera al servicio de su jefe, porque obviamente la policía del DF, como la
federal, actualmente sirven al mismo amo. No queda más que cuidarse al asistir
a una marcha, manifestación o mitin, no dejar de denunciar con la palabra o la
imagen, eso jamás, pero también hay que cuidar la integridad física, porque la
vida no retoña.
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