Por: Pep.
Hagamos de cuenta
que el tiempo se detuvo.
Hagamos de cuenta
que no nos cruzamos, que no pasó nada; que los suspiros nunca salieron.
Enfrentemos esto.
Hagamos de cuenta
que querernos no nos cuesta, y menos duele. Ser plurales a veces afecta.
Detente de frente
a mí y pon fin a esto. Arranca de una buena vez los sentimientos; guárdalos en
el cajón junto a tu cama, ahí donde debes echar los besos repartidos.
Hagamos de cuenta
que no nos deseamos, quédate con mis ganas; yo con las tuyas en mi casa.
Calla hasta los
silencios, me quedo con los gritos de tantas noches juntos. Conservo tus manos
recorriendo centímetro a centímetro mi cuerpo; tú, reserva tu lengua para otras
ocasiones, para alguien más.
Esconde las manos,
yo el pecado. Basta de todo si no tenemos nada.
Basta de ti, de
tus pláticas, de tus abrazos, de tus besos en el cuello, de tus canciones… de
tu amor; basta de mí, de mi búsqueda, de mis ojos en busca de los tuyos, de mis
besos, basta de mi amor.
Hagamos de cuenta
que no me quieres y que yo a ti tampoco.
Esta noche es de
esas en las que necesito tus brazos para poder dormir, tus ojos para poder
despertar y tu cuerpo para poder amar.
Hagamos de cuenta
que no llamé, que no lo esperabas y que no saliste corriendo a mí. Hagamos de
cuenta que no hicimos el amor toda la noche.
Al salir de este
cuarto llévate, por favor, tu deseo, tus besos, tus caricias. Tu manía por
llevarme contra ti en cada beso; llévate tus ojos posados en mi cuerpo al
caminar desnuda por la habitación mientras te leo alguna de mis locuras
escritas.
Es importante que
te lleves tu aroma, pues es lo que más tiempo permanece en mi cama luego de
dormir en ella.
Hagamos de cuenta
que no somos una etiqueta más; eres libre para poder hacer lo que quieras, yo
un poco más para quedarme cerca.
Hagamos de cuenta
que nunca llegaste, por consiguiente no tendrás que marcharte; es ahora cuando
te pido me tomes de una vez o me dejes despacio. He decidido que tú decidas, me
diste motivos para marcharme, encontrando en ellos una razón para quedarme.
Me pides hablar de
lo que sentimos, ¿amor? Quizá, pero no de ese amor que necesita plazos, no de
ese amor que caduca o de ese amor que tiene condiciones. No de un amor
complaciente, no un amor conveniente, un amor puro, un amor por sentimiento y
no por contrato; un amor sin papeles ni religiones, un amor libre, más no
libertino, justo como el que sentimos.
Tengamos un amor
sincero, sin prisas, sin horarios, fechas o términos; un amor sin sentido, pero
con sentimiento.
Esta noche, en la
que tu cuerpo ha conocido el mío; una noche que nadie planeó, que pasó sin
pensar, pero si con querer; esta noche hemos decidido hacer de cuenta que no
pasó nada.
Mañana te veré y fingiré
que no te quiero; tú, harás de cuenta que sólo nos conocemos como los demás creen, de vista y sin ampliar
el saludo. Mentiremos y diremos que nos nos gustamos, que no nos buscamos y que
nunca nos tocamos hasta llegar a la combinación perfecta de amor y placer.
Finalmente mañana,
si te veo, tenemos que hacer de cuenta que hoy no dormiste conmigo, y que yo
jamás he vivido contigo.
0 comentarios:
Publicar un comentario