Por: B. Varglez.
Hoy
hablaré de ese sentimiento cada vez más en riesgo de extinción: el amor. Sí, sí,
ya sé, a muchos les da pereza el tema, otros creerán que es cosa de mujeres;
otros dirán que no creen en el amor, unos más que es una mamada hablar de eso y
otros cuantos dirán que si no tengo nada mejor que decir.
Pero
la neta me tiene asombrada cómo el común denominador de los seres humanos somos
una mierda (y que conste que me incluyo), no tenemos delicadeza, ni tacto con
otro cuando se trata de satisfacer a nuestro corazón, nos volvemos egoístas,
calculadores y nos vale madre lo que los demás digan, piensen o sientan.
El
hambre, la pobreza, los impuestos, el sueldo mal pagado, el final de la “taranovela”,
Enrique Peña Nieto en el poder y el mismísimo fin del mundo, vienen valiendo
madres y pasan a segundo término cuando se hiere a un corazón; se siente que se
acaba la vida, que no se podrá uno volver a levantar, que la vida sin ese ser
vale una patada de araña.
Se
pierde tiempo y espacio, se añoran las cosas que hacía y hasta un pinche tazo,
una envoltura de chicle, una película, un libro o un chiste mal contado te
recuerdan a ese humano con el que compartiste un beso, una caricia, un sueño.
Bien
lo dice Paulo Coelho “No existe amor en paz. Siempre viene acompañado de
agonías, éxtasis, alegrías intensas y tristezas profundas”. Claro que como dice
una amiga “el sufrimiento es opcional”.
Lamentablemente
siempre nos tiramos al drama, tal vez por miedo a la soledad, a no encontrar a
alguien más, por lo que gusten y manden, pero estoy en la seguridad de que a
todos nos ha pasado, de jodido una vez, sentir que el hígado se nos hace nudo
cuando vemos a la persona que tanto quisimos en brazos o compañía de otro; ver
cómo las atenciones, los saludos, el ronde amoroso en general son para otros y
no para uno, pero el que goza de esa felicidad parece no darse o no querer
darse cuenta del sufrimiento que provoca.
Yo por
eso les aconsejo: “Mamacita, papacito, pero fulano o fulana están felices, yo
no los veo llorando, por qué no te secas el moco y las lágrimas y sales a
echarte una chela”.
Porque
encima de todo se teme a que el que nos dejó nos vea felices y entonces se
sienta traicionado y ya no regrese a nosotros. Por favor, si nos dejó, nos dejó
y nada lo hará o la hará regresar, a menos que le guste el jueguito idiota de
que se sabe seguro de un cariño que puede tomar y dejar, cada que se le da su
gana (lo cual sucede con mayor frecuencia).
Hay
mucho maltratador porque hay mucho menso y mensa.
Tienen
pareja y siguen jorobando a quienes se traen arrastrando la cobija, claro, sin
que el cariño nuevo sepa que aún da migajas al amor viejo.
Y
ahora que si a todo lo anterior le sumamos que el pop, las telenovelas, los
peluches y el 14 de febrero colaboran a que nos tiremos tanto a la tristeza…
Y sin
bromear, el amor tóxico nos lleva a la destrucción, muchas veces un amor
enfermo asfixia, mata y no permite que se encuentre algo que valga realmente la
pena. Hay que saber aceptar cuando alguien no es para ti y dejarlo volar, sobre
todo si ese amor era más martirio que gozo.
En
ocasiones se debe agradecer que alguien tóxico nos deje, y como dice la
canción: “Mi mayor venganza es que te quedes con él”. La neta sí, hay
personitas que no saben qué joyas se llevan.
Tan
bonita y sencilla que sería la vida si fuéramos honestos y dijéramos A ver tú,
me gustas para la cama, tú para mi novia o novio santo, tú para mi amiga o
amigo cariñoso y tú para jugar al yoyo”. Ya entonces al que se lo ofrezcan
sabrá si lo toma como viene, pero eso sí, si se toma como lo ofrecen no se vale
llorar, ni hacer berrinche, corajes y menos tirarse a la tragedia porque de
antemano nos están diciendo cómo está el pedo.
Lo que
no se vale es ser revanchista y sólo querer que las cosas sean a modo y
voluntad nuestra porque no nos fijamos en la gente que vamos dejando, gente que
se siente derrotada, que es tan vulnerable, que veía por los ojos del otro, que
siente que sin esa persona ya no pertenece a un lugar. Es más juicioso
especificar las reglas del juego. El riesgo es que no existe gozo sin pesar.
Este
mundo es una revoltura. “El amor depara dos máximas adversidades de opuesto
signo: amar a quien no nos ama y ser amados por quien no podemos amar”.
Lo que
es inevitable es amar. Lo podemos hacer callados, exponerlo, pero el amor y el
dinero es algo que no podemos ocultar, se ven, se palpan, sucede y ya. Para
ahorrarse amargos sabores de boca dejen ir lo que ya no quieran para que sean
felices con lo nuevo que les espera, porque en esta vida todo se regresa y
luego la vida da cada cachetadón que puede que si desprecias y te portas
culero, te lo cobre el destino con quien de verdad quieres estar.
1 comentarios:
Buenas ideas Blank! Y como el amor no es sin inconvenientes o perfecto, debemos estar conscientes de esos imperfectos y ser honestos con nosotros mismos para decidir si los aceptamos o si sabremos lidiar con ellos o no, y en dado que sí estemos dispuestos, ser lo suficientemente responsables de nuestras decisiones.
Y si de todos modos la cagamos, bueno, ser honestos y justos, detectar nuestras fallas, sus fallas, encontrar la forma de no volverlas a cometer, perdonarnos, perdonar al otro, dejarlo ir si es el caso, aprehender la elección e intentarlo una y otra y otra y otra y otra y otra vez, xq solamente así seremos más fuertes y colmilludos.
En fin, me gusto, gracias Blank! :)
En fin, me gusto, gracias Blank!
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