martes, 19 de febrero de 2013

Odio


por El Doctor Pluma

"All the love turned to Hate, the blade is in too deep and your repentance comes too late"

Hate - London After Midnight



De qué forma ovillar toda clase de pensamientos, aquéllos que resultan contradictorios entre sí y que no tienen razón de ser y que por ende carecen de una justificación de existencia.

No se puede privar a la mente de los impulsos vitales; aun cuando se trata de domarles igual que a una fiera, es imposible hacerlo. Todo cuanto existe dentro de los sentimientos humanos es condenable; la ignorancia (patrona de las acciones humanas) reina sobre toda las cosas, no obstante execra aquello que reconoce como aterrador, lúdico, pueril, sin sentido.

Y qué decir de los dioses de barro que caminan a ciegas, con un puñal en una mano y el crucifijo en la otra, los que esperan el momento idóneo para asestar el golpe. Hipocresía, la obra maestra del ser humano, uno de los patrones de acción de éste, un mundo en llamas.

Ya no hay tiempo para la redención; las puertas del paraíso creado por el hombre están cerradas, al igual que las del infierno; vivirán y morirán en la tierra. Éste será, pues, su patíbulo y su purgatorio, no hay escapatoria.

Pero el ODIO… esa maldita palabra… el odio es acaso el sentimiento más limpio del que se tiene conocimiento, más limpio incluso que el amor y la tolerancia, que el respeto quizás, pero también es aquél que, por el derecho mismo de existencia, es inadmisible pues representa la conjunción de los sentimientos más viles.

 ¿A la vista de quién el odio es un "algo" negativo? Sólo la doble moral lo señala como una aberración, con sus monumentales reprimendas que lo mismo excomulgan que condenan, desechando así el deseo manifiesto de odiar.

Tal vez puedes odiar con fanatismo casi religioso, más de lo que puedes amar siquiera. Seguramente odias a alguien con mayor intensidad de lo que amas a tu propio Dios, tal vez eres un hipócrita escondido en un velo de maya que está próximo a caer. Entonces eres un mentiroso, pues el odio, y no lo que pregonas como “bueno”, es el móvil de tus acciones, el motivo por el cual sigues de pie.

Aunque sólo unos cuantos pueden odiar y estar orgullosos de hacerlo, otros en cambio reniegan hacerlo pues lo consideran anti ético, como si el amar no lo fuera también.

Tú... sé que has odiado, pero ahora lo niegas; crees que no lo sé, que no me di cuenta de la intensidad con la que odiabas en un pasado no muy lejano. Ahora te presentas con ese rostro lleno de sopor que se aferra a creer que nunca en su vida a deseado la muerte de alguien, ni ha ofendido, ni maldecido. 

Fue odio y sigue siendo odio, como el que Dios siente contra nosotros, como el que nosotros sentimos contra él. El odio dirige al mundo y las acciones del hombre, ya no más cuestiones materiales.

Es odio, nada más... lo que está aquí y allá, un sentimiento hilarante, alimentado por el rencor, por la rabia, la fobia, la malevolencia, la acritud, la antipatía, la animadversión, la hostilidad, la aversión y la repugnancia... por eso es que todos odian, nadie se escapa de la red...

Y yo -más que cualquier otro ser en este mundo- odio, odié y seguiré odiando... aquí y ahora odio de una forma inexplicable... los odio a ustedes, a los de ayer, a los de hoy y los de mañana... la odio a ella, te odio a ti.