martes, 27 de noviembre de 2012

De todo, menos hijodeputa


Por: Martín Soares

La otra tarde esperaba ansioso la llegada de mi mujer. Ella labora en una empresa textil. Trabaja más de ocho horas,  desconozco la cifra exacta, pero cada vez que despierto ella ya no está y vuelve a casa alrededor de las nueve de la noche. Bueno, pues esa tarde yo la esperaba con un ansia indina. Me había prometido que en cuanto llegara iríamos a ver a Lucita para arreglar el asuntito del refrigerador.

Yo estoy desempleado desde hace ya un par de meses. Me busco algún trabajito por aquí y otro por allá. Arreglo las planchas de las señoras, las licuadoras, las lavadoras. También la hago de plomero, electricista y cualquier cosa con tal de sacar unos pesitos. 

Lucita tiene un refrigerador descompuesto y tal vez yo se lo puedo arreglar. Esa vieja tiene los puros pesos. Su esposo trabaja no sé en qué chingadera, pero se hace del dinerito como pocos. Ella se la pasa todo el día en su casa, dizque haciendo las tareas del hogar, pero la verdad es que ahí siempre está Anita, una escuincla bastante bonita que limpia el caserón de Lucita.

Tienen una casa enorme los muy cabrones. Cuando llegaron a la colonia tenían apenas un cuartito que les rentaba doña Lupe. Eran pobres y muy amables. Luego don Antonio fue metiéndose en la política. Hacía mandados para Hijodeputauno, daba recados para Hijodeputados, iba por el jugo del Granhijodeputa y así se fue convirtiendo en don Antonio Hijodeputa.

Mi esposa conoce a Lucita desde su etapa de pobreza. Ellas se juntaban pa’ todo. Iban juntas al mercado o se recetaban cualquier comidita que fuera buena, bonita y barata. Luego de su ascenso social, Lucita no hizo a un lado a mi mujer. La lleva a diferentes lugares a comer o le regala la ropa que ya no usa. También me hace algunos presentes, como los pantalones o camisas de don Antonio Hijodeputa que ya no usa.

El refrigerador de Lucita ya lleva varios meses descompuesto. No hace más de dos semanas decidieron comprar uno más mejor. De esos dizque con nuevas tecnologías, que reconocen qué sabe qué chingaderas, que dan cubos de hielo semicongelados o sepa la chingada. El refri viejito lo quieren para tenerlo como repuesto, total no les importa pagar una cuentota de luz, ya que plata tienen.

Lo que me interesa es que me paguen. Necesito la luz para darle un poquito a mi vieja que ya está muy enferma y con lo que gana mi esposa apenas si nos alcanza. Mi vieja está muy enferma, tiene azúcar y ya no sé qué más hacer por ella. Tengo otros hermanos que la mandaron a la fregada. Ella me quiere dejar lo poco que tiene a mí. Soy su consentido, pero también el único que ha visto por ella luego de que se salió de trabajar. Era ayudante en una escuela de idiomas. Iba a barrer, trapear, lavar las tazas de los profesores y esas cosas, pero un día de plano ya ni pararse pudo. Siempre que puedo le llevo unos centavitos para su pan o su leche, pero es muy poco y no le alcanza.

Con la compostura de ese refri me gano los pesos. Le daré unos a la vieja, con otros compro la despensa de la casa y me las ingeniaré para comprar unas cervecitas porque el clásico se nos viene la siguiente semana. No soy un fanático de futbol, prefiero otras cosas, pero el clásico es el clásico. Hace tiempo que no les ganamos a los condenados Pavorreales y mis cuates, todos ellos pavorrealistas, me cargan pila porque mis pinches Cabras nomás no la arman. El futbol es un deporte bonito, se juega en las calles, basta con una botella y unas piedras para armar el jueguito. Te entra una pasión que es difícil explicar. Sientes todo el cuerpo lleno de energía cuando se ve al equipo dar un partidazo. Lo malo es cuando pierden y la tristeza se apodera realmente de tu mente… aunque para tristezas la vida.

Disculpe que cambie de tema tan drásticamente, pero me llegan las ideas así de sopetón y sólo deseo hablar. Ahora le decía de la tristeza. Es canija la hijadelachingada. No sé qué debe hacer uno para encontrar la felicidad. Dicen unos que un buen trabajo y unos cuantos billetes la dan, otros dicen que la mente tranquila y hacer el bien por los demás, también he escuchado aquellos que la encuentran no pensando en ella. Muchos hablan de eso y yo ya probé todo y la verdad no he sentido ni siquiera una gotita de la puta felicidad en mis venas. Todas las mañanas me siento triste y desesperado. La primera cerveza hace como que la olvide un poco, luego la segunda me permite ir a buscar chamba y hacerme pendejo por ahí. Aunque en la tarde, cuando veo a todas las personas moviéndose de un lado para otro me acuerdo de que soy infeliz. La gente me transmite… o no sé cómo decirlo, la infelicidad. En las noches, cuando ya estoy con mi esposa en la casa pienso muchas cosas, ideo planes para sentirme bien en este mundo, pero nada. Luego, la televisión me ayuda y zaz, todo se olvida. Duermo tranquilo pero como si se tratase de una tortura el otro día llega sin avisar y así un día tras otro.

Ojalá el bisne del refri se haga. Lo arreglo, saco los centavos, veo a la Lucita, tal vez me regale algunas cositas. Saco pa’ mi vieja y mis cosas y a otra cosa mariposa. El hecho es saber vivir día a día. Sacarle jugo a la vida, como quien dice. El futuro es tan sencillo que lo mejor es no pensar en él. Yo sé mi futuro y el de usté. Acabaremos jodidos, más jodidos que ahora. La vida nos cogerá y recogerá hasta que acabe con nuestro cuerpo y se canse de nosotros. Nos dejará ahí tirados con una dolencia por acá, con otra por allá. Sin energías, sin fuerza, la muy puta se llevará todo. Algunas veces pienso que la vida es un proxeneta y nosotros su puta. El niño nace y es la puta joven, ahí va la vida a culeárselo; es adulto y se lo sigue culeando; es viejo y lo deja a su suerte, todo culeado, sin fuerzas y con ganas de pelarse pa’ otro lado.

Desde que tenía quince años me quería pelar para otro lado. Ahora tengo 39 y me da igual ya esto. Estoy tan jodido que ya ni pienso con claridad. Yo, flojito y cooperando. Que me chingue la vida, que me chingue don Antonio Hijodeputa y Lucita de Hijodeputa, que me joda mi esposa y mi vieja, mis amigos y el presidente Reverendohijodeputa. Todos, todos que pasen y me jodan, pero antes de eso yo arreglo el refrigerados de los señores, que es como el aceitito pa’ que no duela y a'í voy, caminando paso a paso sin hacer pancho. Con un culo enorme por tanta jodienda, pero con una sonrisa delante para que no me digan amargado, loco o hijodeputa.

2 comentarios:

Para ser un hombre pobre e ignorante como miles de mexicanos escribe muy bien...
Jajajja

Será pobre porque el hombre no tiene ni un quinto, pero ignorante no lo creo, mire que rehusarse a ser un hijodeputa es de aplaudirse.