viernes, 17 de febrero de 2012

Sonámbulo en Brama


por P.I.G.

-…

-¿Bueno?

-¿Susana?

-¿Miguel? Qué chingados, ¿por qué marcas a esta hora?

-¿Cómo estás?

-¿Cómo se supone, güey? Son las tres y media de la mañana y estaba pinchemente dormida. ¿Te pasó algo?

-Nada, quería saludar nada más, qué bueno que contestas.

-No seas cabrón, Miguel, es bien pinche tarde y tú hablando como si nada.

-Oye, no me reclames, es que me acordé de ti y quería saber si puedo verte.

-¿Ahorita?

-Sí.

-Sí güey, corriendo, es de madrugada.

-¿Y eso qué? Siempre hay tiempo para todo.

-No ahorita, no chingues. ¿Para qué carajos quieres verme?

-Para platicar, es que no sabes qué me pasó.

-¿Platicar de qué?, ¿qué te pasó?

-En realidad nada, un pretexto para charlar, como en los viejos tiempos.

-Qué poca madre, Miguel. ¿Qué, en tu fiestecilla nadie te quiso aflojar y por eso quieres verme, para coger?

-Claro que no, Susana, para coger no…

-¿Así eres con todas tus novias?, ¿les hablas en la madrugada nada más para chingarlas?

-Cálmate, me acordé de ti, ya te lo dije. Además tú no eres mi novia, tan sólo quiero verte y punto.

-Pues no, Miguel, te equivocaste de puta.

-No eres una puta, al menos no que yo sepa.

-Y encima me ofendes güey. ¿Sabes qué? Voy a colgar, Miguel, tengo un chingo de sueño.

-No, espera. ¿Y si voy a tu casa?

-Nada más eso faltaba.

-¿Qué?, ¿te pegan?

-En todo caso a quien le van a partir su madre es a ti, ya sabes cómo son mis hijos.

-Tus hijos no se atreverían a golpear al amiguísimo de su mamá.

-Pues no y ni te atrevas a venir.

-No hablabas así el día de la fiesta.

-Pinche Miguel, ¿estás pedo?

-No precisamente, pero ése no es el punto, Susana. Anda, te voy a ver, platicamos, dormimos y ya mañana me escabullo sin que nadie se dé cuenta.

-Estás loco güey, vete con una de tus putas; otro día te veo, ¿vale?

-Hey, no, no me vayas a dejar hablando solo.

-Miguel, es bien pinche tarde, déjame dormir no seas cabrón.

-No te pongas así flaca, ni que estuviera haciendo algo malo.

-¿Algo malo?, ¿despertarme a esta hora no es nada malo? Pues en qué pinche mundo vives, Miguel. Tu chingado concepto de malo está bien torcido entonces.

-Quería hacerte un detalle.

-Qué detallazos los tuyos güey. Me vas a hacer encabronar y ahí sí ya se chingó la historia, Miguel, no me vuelves a ver.

-Está bien, pero no te enojes. Es que quería contarte algo, un secreto que, digamos, no puede esperar.

-Ya, Miguel, ¿qué secreto, según tú?

-En verdad ninguno. Entonces, ¿voy a tu casa? Ahorita en friega agarro un taxi y en 20 minutos ya estoy allá.

-No güey, ya te dije que no y antes de que te mande a la chingada mejor te cuelgo.

-No, no, ya estuvo. Si no quieres no te voy a obligar, pero prométeme que mañana te voy a ver, sin rencores ni nada.

-Pinche Miguel.

-¿Qué? ¿Me creerías si te digo que te extraño?

-No, suena más bien a que quieres coger a como dé lugar.

-Ay Susana, se ve que no me conoces.

-Por eso te lo digo, pinche Miguel. Eres un pinche calenturiento de lo peor.

-¿Ahora me vas a criticar por eso?

-Sí, termino siendo la bacinica de tus espermas nada más.

-No, qué va, si por eso te marqué, porque te extrañaba y no nada más extrañaba tus piernas. Además, tú también querías hablar conmigo, si no al ver mi nombre en la pantallita de tu celular no hubieras contestado.

-Chingado cabrón, ahora yo tengo la culpa. Si te contesté fue porque creí que te había pasado algo, pero de haber sabido que te ibas a poner de conquistador fracasado en tugurio barato mejor ni contesto.

-No lo niegues, Susana, estamos en la mismas.

-Ni madres, yo estaba durmiendo, tú no sé qué estabas haciendo y con quién.

-No estaba haciendo nada, estaba con tu…

-¿Con quién?

-Olvídalo, ya la cagué, pero no te voy a pedir disculpas. ¿Te veo mañana?

-Depende del humor con el que despierte.

-Ya está. Ve a dormir, pues; descansa y sueña conmigo.

-Hijo de puta. Adiós.

-Adiós. Oye, Susana… ¿bueno?, ¿bueno, chingaditas madres? Mierda. Por alguna puta extraña razón sigo hablando solo con el celular en la mano. Definitivamente esa mujer tiene un maldito no sé qué, un imán de mis puñeteras morbosidades, no por nada esta feroz erección, maldita sea.

Hubiera aprovechado la llamada para decirle que su hermano está seguramente camino a algún reclusorio donde será violado por unos gorilas homosexuales, y todo porque atropelló a un cristiano que hace apenas media hora caminaba tranquilamente a mitad de carretera. ¿Pero cómo carajos le iba a explicar lo que pasó exactamente, si ni yo mismo me acuerdo? Asquerosas drogas.

Lo único que recuerdo son las sirenas sonando brutalmente, policías acercándose a la escena y yo escabulléndome por una de las ventanas. Ya después me acordé de la bolsa de coca que estaba en la guantera. Puta mierda, la va a pasar mal el hermano de la tal Susana.

Ni pedo. Lo que sigue es colgar este pinche teléfono, que parezco retardado hablando con mi mano, y lanzarme deprisa a un baño público a masturbarme como chango bajo el efecto de yumbina para elefante. Vamos pues.

6 comentarios:

jajaja Éste sí es para pasar un buen rato. Efecto inmediato, el de una erección...

Esta chido, entretenido y la narración captura desde el inicio. Tu la escribiste man?

Muchas gracias por sus comentarios. Saludos!

Dos tres cerdo, a decír verdad se parece mucho a uno que escribió PEP. rata

jejejeje