por P.I.G.
-…
-¿Bueno?
-¿Susana?
-¿Miguel? Qué chingados, ¿por qué
marcas a esta hora?
-¿Cómo estás?
-¿Cómo se supone, güey? Son las tres
y media de la mañana y estaba pinchemente dormida. ¿Te pasó algo?
-Nada, quería saludar nada más,
qué bueno que contestas.
-No seas cabrón, Miguel, es bien
pinche tarde y tú hablando como si nada.
-Oye, no me reclames, es que me
acordé de ti y quería saber si puedo verte.
-¿Ahorita?
-Sí.
-Sí güey, corriendo, es de
madrugada.
-¿Y eso qué? Siempre hay tiempo
para todo.
-No ahorita, no chingues. ¿Para
qué carajos quieres verme?
-Para platicar, es que no sabes
qué me pasó.
-¿Platicar de qué?, ¿qué te pasó?
-En realidad nada, un pretexto
para charlar, como en los viejos tiempos.
-Qué poca madre, Miguel. ¿Qué, en
tu fiestecilla nadie te quiso aflojar y por eso quieres verme, para coger?
-Claro que no, Susana, para coger
no…
-¿Así eres con todas tus novias?,
¿les hablas en la madrugada nada más para chingarlas?
-Cálmate, me acordé de ti, ya te
lo dije. Además tú no eres mi novia, tan sólo quiero verte y punto.
-Pues no, Miguel, te equivocaste
de puta.
-No eres una puta, al menos no
que yo sepa.
-Y encima me ofendes güey. ¿Sabes
qué? Voy a colgar, Miguel, tengo un chingo de sueño.
-No, espera. ¿Y si voy a tu casa?
-Nada más eso faltaba.
-¿Qué?, ¿te pegan?
-En todo caso a quien le van a
partir su madre es a ti, ya sabes cómo son mis hijos.
-Tus hijos no se atreverían a
golpear al amiguísimo de su mamá.
-Pues no y ni te atrevas a venir.
-No hablabas así el día de la
fiesta.
-Pinche Miguel, ¿estás pedo?
-No precisamente, pero ése no es
el punto, Susana. Anda, te voy a ver, platicamos, dormimos y ya mañana me
escabullo sin que nadie se dé cuenta.
-Estás loco güey, vete con una de
tus putas; otro día te veo, ¿vale?
-Hey, no, no me vayas a dejar
hablando solo.
-Miguel, es bien pinche tarde,
déjame dormir no seas cabrón.
-No te pongas así flaca, ni que
estuviera haciendo algo malo.
-¿Algo malo?, ¿despertarme a esta
hora no es nada malo? Pues en qué pinche mundo vives, Miguel. Tu chingado
concepto de malo está bien torcido entonces.
-Quería hacerte un detalle.
-Qué detallazos los tuyos güey.
Me vas a hacer encabronar y ahí sí ya se chingó la historia, Miguel, no me
vuelves a ver.
-Está bien, pero no te enojes. Es
que quería contarte algo, un secreto que, digamos, no puede esperar.
-Ya, Miguel, ¿qué secreto, según
tú?
-En verdad ninguno. Entonces,
¿voy a tu casa? Ahorita en friega agarro un taxi y en 20 minutos ya estoy allá.
-No güey, ya te dije que no y
antes de que te mande a la chingada mejor te cuelgo.
-No, no, ya estuvo. Si no quieres
no te voy a obligar, pero prométeme que mañana te voy a ver, sin rencores ni
nada.
-Pinche Miguel.
-¿Qué? ¿Me creerías si te digo
que te extraño?
-No, suena más bien a que quieres
coger a como dé lugar.
-Ay Susana, se ve que no me
conoces.
-Por eso te lo digo, pinche
Miguel. Eres un pinche calenturiento de lo peor.
-¿Ahora me vas a criticar por
eso?
-Sí, termino siendo la bacinica
de tus espermas nada más.
-No, qué va, si por eso te
marqué, porque te extrañaba y no nada más extrañaba tus piernas. Además, tú
también querías hablar conmigo, si no al ver mi nombre en la pantallita de tu
celular no hubieras contestado.
-Chingado cabrón, ahora yo tengo
la culpa. Si te contesté fue porque creí que te había pasado algo, pero de
haber sabido que te ibas a poner de conquistador fracasado en tugurio barato
mejor ni contesto.
-No lo niegues, Susana, estamos
en la mismas.
-Ni madres, yo estaba durmiendo,
tú no sé qué estabas haciendo y con quién.
-No estaba haciendo nada, estaba
con tu…
-¿Con quién?
-Olvídalo, ya la cagué, pero no
te voy a pedir disculpas. ¿Te veo mañana?
-Depende del humor con el que
despierte.
-Ya está. Ve a dormir, pues;
descansa y sueña conmigo.
-Hijo de puta. Adiós.
-Adiós. Oye, Susana… ¿bueno?,
¿bueno, chingaditas madres? Mierda. Por alguna puta extraña razón sigo hablando
solo con el celular en la mano. Definitivamente esa mujer tiene un maldito no
sé qué, un imán de mis puñeteras morbosidades, no por nada esta feroz erección,
maldita sea.
Hubiera aprovechado la llamada para
decirle que su hermano está seguramente camino a algún reclusorio donde será
violado por unos gorilas homosexuales, y todo porque atropelló a un cristiano
que hace apenas media hora caminaba tranquilamente a mitad de carretera. ¿Pero
cómo carajos le iba a explicar lo que pasó exactamente, si ni yo mismo me
acuerdo? Asquerosas drogas.
Lo único que recuerdo son las
sirenas sonando brutalmente, policías acercándose a la escena y yo
escabulléndome por una de las ventanas. Ya después me acordé de la bolsa de
coca que estaba en la guantera. Puta mierda, la va a pasar mal el hermano de la
tal Susana.
Ni pedo. Lo que sigue es colgar
este pinche teléfono, que parezco retardado hablando con mi mano, y lanzarme
deprisa a un baño público a masturbarme como chango bajo el efecto de yumbina
para elefante. Vamos pues.
6 comentarios:
jajaja Éste sí es para pasar un buen rato. Efecto inmediato, el de una erección...
Esta chido, entretenido y la narración captura desde el inicio. Tu la escribiste man?
De pocamadre cerdo...
Me agrada!! muy bueno...
Muchas gracias por sus comentarios. Saludos!
Dos tres cerdo, a decír verdad se parece mucho a uno que escribió PEP. rata
jejejeje
Publicar un comentario