jueves, 27 de febrero de 2014

Chafiretes y extorsiones en su lugar de trabajo.

“Mejor yo me echo una chela y chance enchufo una chava, chambeando de chafirete me sobra chupe y pachanga (…)” Hacían un cover de Jaime López los tacvbos en 1996, haciendo alusión a la vida de los choferes, prestadores del transporte público, ruleteros y/o chafiretes como dicen ellos. Quienes parecen llevar una vida tranquila y de pachanga como se dice en “La chilanga banda” y en efecto, muchas de las veces es un trabajo tranquilo, no tiene horarios establecidos, entre la espera de salida de las rutas, se echa la cascarita, el frontón, la cábula, el sueño o la comedera. Algunxs de los que manejan rutas –combis, micros, taxis- son dueñxs de las unidades, algunos más las dan a trabajar pidiendo una cuenta que varía según las rutas. La que va de la comercial de Santa Marta Acatitla al Bordo de Xochiaca, más o menos se pide de cuenta entre 400 o 450 pesos. Lo demás que se haga el chofer lo reparte entre el gasto familiar y la gasolina del vehículo.

Hasta aquí son dos las quejas más comunes entre los ruleteros; la primera es que con la construcción del Mexibús muchas de las rutas que transitaban por donde ahora ésta corre, fueron removidas sin reubicación alguna por parte del Estado de México, haciendo que los mismos choferes llegaran a ocupar o crear nuevas rutas que afectaron a su vez a las ya establecidas. En pocas palabras, comenzó a existir una sobredemanda del transporte público en rutas tan cortas. La solución en concreto que hicieron los choferes de la ruta 64 fue no trabajar todas el fin de semana, la mitad de ellas descansa un sábado y la otra mitad otro sábado. La segunda queja es que aún con soluciones y todo, la cuota a pagar a los dueñxs de las rutas es un poco elevada dado el contexto en el que se encuentran. Como muchos saben, el pasaje en el Estado de México es elevado, el mínimo es de $7.00, mientras que en el D.F. es de $3.50 o $4.00. El problema de esta ruta es que sale del D.F. pero llega al Estado de México, sólo es un pequeño tramo que corren pero como ellos dicen “cómo les vamos a cobrar a unos una tarifa y otra a otros”, aunado a esto, compiten con otra ruta que está más cerca del metro Santa Marta y a pesar de que corre la misma ruta que la 64, su tarifa es de $4.00 pesos. Problemas de la cotidianidad que se arreglan en las juntas de lxs dueños de las rutas o entre acuerdos inmediatos de los choferes.

El mayor problema que no saben –por más juntas que se han hecho- como tratar, es el de las extorsiones. Hace cinco años –según recuerda una mujer, aunque hay registro por internet de la primera denuncia en 2001- llegó un grupo de jóvenes -3 o 4- a las oficinas de esta ruta, pidiendo su respectiva cooperación a la delincuencia. La justificación fue que ellos podían asegurar la seguridad de las mismas -¿Antes de ellos había inseguridad en la ruta?-, con miedo de que algo pasara accedieron todos lxs dueñxs a pagarla: $500.00 pesos por unidad cada tres meses. Las oficinas de la ruta 64 coordinan 3 rutas, la que les comento y una que va del metro Santa Marta al Bordo de Xochiaca y la que va del Valle de los Reyes al Bordo.  

Al principio todo seguía como antes de que “las ratas” llegaran. Amablemente llegaban a las rutas a decirles a los choferes “ya mero les toca pagar” –imaginense la impotencia de no hacer nada de más de 10 hombres ante tal descaro-. Poco a poco creció la organización, mejoraron su modus operandi, hasta hacer que todos pagaran. Chamacos inexpertos que buscaron una salida “fácil” a la mierda laboral que tenemos en el país: extorsionar a la gente trabajadora. No todos pagaban y con justa razón, además de pagar impuestos, luz, agua y gas entre los gastos que se deben tomar en cuenta en la economía familiar es pagarle a éstos.

Para mejorar la calidad de sus servicios “las ratas” que viven en las unidades que se encuentran saliendo del metro Santa Marta o palomares como otros lo conocen, hicieron logotipos circulares con el número de cada unidad, conforme pagaran al presidente de la ruta –que en un principio era extorsionado y ahora parece ser que pasá a ser de manera implícita extorsionador-, éste le iba dando su logo para que lo pegaran en un lugar visible. Con el simple motivo de que no fueran balaceadas o secuestradas sus unidades.

Una tarde cualquiera de hace dos años uno de los choferes se encontraba con su pareja arriba de la unidad mientras esperaban su turno de salir. El hombre bajó un rato, mientras la mujer dormía. A los minutos se acercó un hombre y sacó una pistola comenzando a disparar a la unidad que no había cubierto el pago. Entre gritos y todo, el hombre dijo “arriba está mi esposa”. Dejaron de disparar y espantados los chamacos se fueron, rompieron el trato “sin querer” que tenían con lxs trabadorxs de la ruta. Entre llanto, impotencia y desconcierto la mujer falleció por unos chamacos quienes no tenían la intención de matarla –según ellos-, simplemente no vieron que había alguien a bordo. Esperaron a que el hombre bajara para disparar y nadie saliera herido.

Se hicieron juntas a raíz de la muerte de la mujer, para agarrarse los huevos y ya no pagarles ¿por qué? Si el trato se rompió, mataron a una persona inocente y ajena –en cierta medida- a los desmadres de la oficina de la ruta 64. Muchos dijeron sí, otros no y entre tanto las “ratas” desaparecieron. Sin embargo, no tardaron demasiado –seguro entraron en crisis económica- y ahí van de vuelta a cobrar. Dueñxs y choferes en juntas decían que ya denunciaran, que los mandaran a la chingada si ya habían matado a alguien. Pero como antes mencioné parecer ser que el presidente de las oficinas de la ruta, también forma parte de los acuerdos entre extorsionadores.

Es una cotidianidad que persiste y que tristemente ha ido creciendo. Recuerdo hace dos años bajar al paradero del metro Pantitlán acompañada de un compañero que desconocía el rollo de las extorsiones en el transporte público y lo que a él le llamó la atención fue ver el atascadero de publicidad de Peña Nieto en todas las unidades. Hizo el comentario “Aquí todxs son priístas” y le dije “No, en todas las oficinas de rutas de transporte se les “obsequió” propaganda del copetudo y a fuerza la tienen que traer”. Pero a mí, me llamó la atención la cantidad de logos que se veían en un paradero tan grande, recuerden que les comenté que para agilizar los pagos se les otorga a las rutas logotipos para que los den a cada chofer, cuando pagan la cuota de su unidad.

“Las ratas” ampliaron su negocio y ahora son más lxs que forman parte de la cotidianidad de las extorsiones. Pagando a partir del 2014 $1,000.00 pesos por unidad cada tres meses.


La Mire.